sexta-feira, 31 de agosto de 2012

Tras vivir 30 años en Barcelona regresó a Uruguay en un velero


Álvaro Fernández es uno de los tantos uruguayos que se fue y ha retornado al país. Pero no fue por una crisis, sino por deseo de aventura. Después de 25 años arriba de un velero, espera rearmar su vida en Uruguay.
Son pocos los que dicen "la mar". Es casi un derecho exclusivo para poetas o personas con una relación muy estrecha con el medio acuático. Este último es el caso de Álvaro Fernández, de 63 años, que convirtió al océano en su trabajo y también en su hogar.
A los 18 años, cuando muchas personas eligen qué camino van a tomar en sus vidas, Álvaro tuvo su primer contacto profesional con los barcos. Sin tener a nadie en su familia que se dedicara a algo parecido, comenzó decidido a trabajar en el Puerto del Buceo. Así nació el amor.
Luego fue marino mercante por 17 años y así, en un barco de bandera argentina, llegó a Barcelona, en donde vivió 30 años, 25 de los cuales pasó en un velero. "Fue por un tema circunstancial. Había una posibilidad para irme y me fui. Y después hubo un ambiente apropiado para estar ahí y me fui quedando", dice.
"Es como una casa pero en miniatura. Como una casa de muñecas", cuenta sobre la vida en un velero. "La ropa tiene siempre un poco de olor a barco" y está haciendo siempre una gimnasia pasiva, agrega aunque admite que es un viaje que no todos pueden emprender. "Hay humedad, frío, cedés en comodidad", dice, y apunta que cosas de la vida cotidiana en "tierra" se pueden volver insoportables en un barco. Por ejemplo, un perfume: "A la semana todo tiene olor a perfume y la gente común no lo entiende" por más exquisita y fina que la fragancia pueda ser.
MEDIO DE VIDA. Lo que para muchos es sinónimo de turismo o solamente un pasatiempo, para Álvaro es su vida. No tiene otra opción que la de llevar el trabajo a casa.
Cuando se instaló en Barcelona y pudo adquirir su propio velero, arreglar otras embarcaciones pasó a ser su sustento. Además, alquilaba su "casa" para que otros la pudieran disfrutar y recorrer numerosos puertos. "Vivir en un velero es una filosofía de vida. Te tiene que gustar. Yo vivía en el barco, trabajaba en el barco y en el mismo barco tenía el taller", reflexiona.
Y esa elección lo llevó a pasar momentos muy duros y otros que agradece haber vivido. Cuenta, por ejemplo, que una vez, durante un día entero navegó con un cachalote (un animal marino que habita en mares templados y tropicales) al lado de su velero. "Era como un perrito faldero", compara.
Pero también fue la naturaleza la que le jugó alguna que otra mala pasada. En general, los contratiempos implicaron vientos difíciles que debió "torear" o, simplemente, dejarse llevar por ellos.
SACRIFICIOS. Álvaro admite que no solo cedió en cuestiones de espacio o de "ropa seca". Su elección de vida lo llevó también a dejar el proyecto de tener una esposa e hijos en segundo plano.
Y, aunque admite que la idea de una "novia en cada puerto" es un mito o un recuerdo de cuando las embarcaciones pasaban meses ancladas en una misma ciudad, sí reconoce que tuvo alguna que otra novia.
A sus 63 años dice que "cuando tenía que hacerlo (formar una familia) estaba navegando y después se me pasó el arroz".
"El barco te genera unos vicios y una rutina de vida que no hay quien los aguante", explica sin remordimiento. "Valió la pena". Y esa vida que eligió le dio muchas satisfacciones.
Además de conocer lugares difíciles de alcanzar con trabajos más tradicionales, pudo ganar, incluso, alguna regata. "A la cuarta operación de columna tuve que dejarlas", dice quien ya tiene siete intervenciones en la espalda.
REGRESO. Más allá de la imagen que se pueda tener de un hombre de mar -solitario y hosco, por ejemplo-, Álvaro nunca viajó solo, exceptuando un par de días en las Islas Baleares.
Tampoco emprendió solo su regreso a Uruguay. Un amigo y un sobrino lo alcanzaron en Barcelona para prenderse a la aventura de la vuelta.
"La situación en España es horrible", dice y afirma que no dejó más que algún amigo. Por mes, mantener a su velero en puerto le costaba unos 2.500 euros (unos 3.000 dólares), además de todos los gastos que conlleva una embarcación. En Uruguay, Piriápolis puntualmente, una amarra cuesta poco más de 300 pesos al día en temporada baja y unos mil en alta. Además, según informaron desde el mismo puerto, existen un montón de beneficios para quienes pasen varios días.
Todo esto y su edad lo decidieron a rearmar su vida en Uruguay. "Quería estar con mi familia: mis hermanos, mis sobrinos, mis sobrinos-nietos".
El 28 de marzo dejó al país que lo había alojado por más de 30 años sin nostalgia y con deseos de emprender una nueva aventura. Tocó, entre otros, Málaga, Islas Canarias, Cabo Verde y Brasil. Fue este último país el que lo retuvo más de lo que esperaba. Y aunque cada día de viaje le llevaba más dinero y lo mantenía lejos de sus seres queridos, Álvaro se mostró siempre tranquilo. Una tranquilidad que solo "la mar" le pudo haber enseñado.
Pasaron días hasta que pudo dejar puerto, ya que las tormentas que había en la región hacían que el camino no fuera nada seguro. Finalmente, recién el 21 de junio se puedo reencontrar con su familia, un mes después de lo planeado.
AVENTURA. "Me queda por conocer mucho más de lo que conocí. Por ejemplo, no conozco nada del Pacífico. Indonesia tampoco", admite. Sin embargo, sus planes a corto plazo son otros. "Es una incógnita, como una aventura nueva", dice.
Por ahora, él y su velero permanecen en el puerto de Piriápolis. "En otros lugares no entra por el calado", cuenta.
El marino tiene esperanzas de poder trabajar de lo que sabe: la reparación de barcos. "Si no buscaré algo en tierra". Aunque nunca muy lejos de "la mar", su único y extenso hogar.
(GUSTAVO J. GONZALEZ PIEDRAS)

domingo, 26 de agosto de 2012

De Porto Alegre ao Porto de Estrela

Ponte de Barretos 

 Depois de uma semana agitada ,em que recebemos a visita de familiares, amigos e acertar umas buchinhas na reversão para sair o barulho da mesma, resolvemos ir a Estrela e Lajeado, duas cidades separadas por uma ponte .
Convidamos um casal de amigos para nos acompanhar, o Octaviano e a Zélia sua mulher, que teria que começar a trabalhar na outra semana. Neste caso, então ela poderia fazer o trajeto de ida, e voltar de ônibus para Rio Grande quando chegassemos a  Estrêla. Acertamos isso  na segunda-feira, e eles saíram de ônibus de Rio Grande na terça a tarde, chegando a noitinha no Iate Clube Guaíba, com chuva e vento.

Na quarta-feira amanheceu bonito, ai aproveitamos,   fomos as compras e colocamos  combustível para a viagem. A tarde ficaria pronto as buchas da reversão, beleza... montamos tudo, terminamos às vinte horas, para sairmos no outro dia de manhã rumo a São Jerônimo, primeira etapa da viagem . Tudo acertado, saimos por volta das oito horas numa bela manhã, passando pela Usina do Gasômetro, e pegando o rio Jacui, passando por baixo da ponte que liga a zona sul a capital. Ali tem casas muito bonitas, nas margens do rio, passamos depois pelo terminal Santa Clara, onde os navios tem um canal longo a percorrer. Seguimos serpenteando no meio das ilhas .A meia tarde passamos pela Penitenciária de Segurança maxima de Charqueadas, e a tardinha chegamos a São Jerônimo. A cidade muito pitoresca e aconchegante, com seu Iate Clube amigo e hosptialeiro, no comando do Sr. Darci cmte de uma linda lancha. Conversamos e tiramos fotos, fizemos belas amizades além da presteza do seu Cardinho, um funcionário do clube.
Barragem Bom Retiro

Na sexta feira saimos de São Jerônimo sempre com ventinho de proa, e muito calmeiro. Seguimos sempre a motor... dali pegamos o rio Taquari e seguimos em frente. A cidade de Triunfo fica em frente a São Jerônimo, com travessia a toda hora. Cidade também linda de se olhar do rio. Passamos por General Câmara, onde tem um estaleiro,  por Barretos com uma ponte de ferro onde começa as boias demarcando o canal, embora seja fundo até a barranca do rio .
Passamos pela cidade de Taquari, onde tem estaleiros e terminais de grãos; cidade voltada para o rio e com uma balsa, que atravessa os carros que por ali passam. A correnteza no rio é muito forte... pois sabendo que estaríamos a umas cinco milhas e meia, teve lugar que chegamos a andar em uma milha de velocidade tamanha a correnteza. Anoitecemos chegando a ponte da cidade de Mariante, encostamos para o pitstop do Pingo, amarramos numa árvore e dormimos ali mesmo .

Sábado amanheceu, e seguimos em frente... passamos por baixo da ponte e seguimos o serpenteado do rio, pelos meios dos vales. Muito bonita a paisagem, a gente não cansa de apreciar cada detalhe, a natureza realmente nos surpreende e nos premia. 

Chegando a barragem de Bom Retiro do Sul, por volta de doze e trinta,  falamos por rádio com seu Luiz, ele nos mandou entrar direto. Embora a passagem de embarcações comuns seja das 8 h as 8:30 e dás 18:00 as 18:30.Agradecemos a cortezia  e entramos amarramos no cabeço flutuante e subimos até encima direto, sem problemas. Depois de estar lá encima, experimentamos através de um cabo de proa e um de popa, ver a altura do mastro. Vimos que faltava uns quarenta centímetros de altura, para o mastro passar. Seu Luiz lá de cima nos disse que não passava, mas eu já tinha pensado nessa possibilidade... ai foi fácil: coloquei o pau de spinaker com o amantilho, mais a adriça do balão e um cabo de segurança.  

O Octaviano foi de cadeirinha fazer peso, mais a tripulação na borda  com o reforço de um amigo,que chegou e que estava de passagem por ali; ele perguntou da onde éramos ; respondi que de Rio Grande. Ai ele falou que conheceu um pessoal há alguns anos atrás vindo de Rio Grande... bom.. lembrei dele, era o Roque disse então  que fora eu mesma que estivera ali...O que a idade faz com a gente!!! ele então já nos convidou para comermos um churrasco na casa dele. Bem a manobra foi dez, passamos com o mastro na conta... a antena do vhf entortou para trás... mas tudo bem, seguiu falando .Depois de passar a barragem seguimos até o porto do Roque que fica a umas cinco milhas da cidade.Passamos o resto da tarde ali, com aquele pessoal muito hospitaleiros, dormimos ali no portinho, e no domingo seguimos viagem, pois a Zélia tinha que pegar o ônibus para Porto Alegre e em seguida para Rio Grande.
Passamos por Cruzeiro do Sul antes de chegar a Estrela e Lajeado. Quando chegamos no porto de Estrêla estava descarregando a chata Trevo Roxo, e atracamos no contrabordo.Um pessoal muito amavel nos ofereceram  para ficarmos ali mesmo .

A Zélia foi com o Octaviano pegar o ônibus, e nós ficamos por ali mesmo confraternizando com a tripulação do Trevo Roxo. Passamos o resto da tarde ali, e a noite tivemos que passar para a popa, devido ao grande número de árvores que vinham na correnteza e nos batiam .
Na segunda feira o Colibri começou seu retorno a Porto alegre, depois de atingir seu objetivo com exito.Agora era descer a ribanceira com correnteza a favor, com muita velocidade. Saímos de Estrela por volta das 8 horas, e chegamos ao portinho do Roque para nos despedirmos do pessoal. Seguindo em frente até a barragem de Bom Retiro do Sul.
 Ao chegar a barragem tinha no cais, duas chatas. Quando encostamos no cais vieram olhar o barco e eu mais que rápido os convidei brincando...para dar uma voltinha mesmo que pequena.Fizemos a mesma manobra que na vinda, agora com mais gente para adernar o barco. Um deles disse-me que tinha medo de água. Então ficou olhando do cais para ver se o mastro não pegava na barragem. Dito e feito passamos sem problemas.Encostamos de novo e fomos almoçar.
 Quando chegou seu Luiz, brincou comigo dizendo que não tinha buzinado para eu passar e que tinha que dar volta...sorria de orelha a orelha, e eu disse:Pelo amor de Deus, nem que a vaca tussa...ahahahah.Deu-me umas dicas para sair da barragem, que saisse com velocidade e que levaria uma "bofetada" por boreste, sem problemas... o Colibri sacudiu, mas não perdeu o rumo.Saímos da barragem andando a 8 milhas na lenta, andando muito com algumas boias submersas vindo a tona só sua ponta.
 Chegando a ponte de Mariante, passamos de ré, pois qualquer coisa que pegasse no mastro sairíamos contra a correnteza. Entre Mariante e a cidade de Taquari batemos numa bóia submersa fora de posição. A princípio não houve nada, depois da cidade de Taquari, perto de Barretos, percebemos água no casco.Entramos de proa na barranca, amarramos o Colibri numa ávore e fomos esgotar para ver por onde entrava. Descoberto o local, colocamos sabão e fomos descansar. Dormimos ali mesmo e no outro dia chegamos a São Jerônimo, na qual cobrimos o local com massa de poliester.
 Tivemos no Iate clube de São Jerônimo, a grata, satisfação de participar de um jantar das quartas-feiras, com o pessoal do clube, onde fizemos novos amigos. Pela manhã saímos rumo a Porto Alegre, chegando a meia tarde no Iate Clube Guaíba, reabastecemos de água, e no outro dia, seguimos rumo ao Iate Clube Itapuã. Passamos por dentro da Chico Manoel e dali direto ao Clube Naútico Itapuã.
 Sábado amanheceu feio e ventoso, e teríamos uma previsão para podermos navegar só na segunda-feira, portanto o tripulante Otaviano decidiu, no domingo retornar para Rio Grande de ônibus, ficando a bordo a tripulação original.
 Domingo curtimos Itapuã, uma cidade encantadora, com suas belezas naturais, além do mais tivemos a visita da Crok Crok, a garça mascote do CNI, que segundo eles esta "chocando"  seus ovos. Veio em busca de peixe fresco.Neste clima de paz que nos preparamos para realizar,  a útima etapa da nossa viagem, atravessia da Lagoa, Itapuã a Rio Grande.A todos  recomendamos conhecer este pitoresco lugar, a Linda Itapuã, seja por terra ou por mar.Abraços ao amigos de Itapuã e Bons Ventos a todos!

Newton e Tete 

sábado, 18 de agosto de 2012

Crucero em Florianópolis

Chegada do Crucero de la Amistad a Florianópolis. As imagens são de Elvio Wolff e foram enviadas por Alberto Poggio( Tango) que prepara um livro sobre sua experiência com desdobramentos autobiográficos e, como diz, com "un final de novela, para que no sólo lo lean los velejadoes".  Elvio é o comandante do veleiro Fiaca, um Roy 26, menor veleiro do Crucero.
Acompanhe o video.



segunda-feira, 13 de agosto de 2012

Uma Navegada pela Lagoa dos Patos


Comte.Newton - Veleiro Colibri

          Depois de quinze dias em Campo Bom estava como pato fora da água, chegando a dar água na boca só de olhar as fotos das nossas navegadas.  Chegando em Rio Grande dois dias depois, resolvemos sair para tirar o estresse... Inicialmente pensamos na Ilha Grande pois uma velejada de alguns dias sairia todo o  nosso estresse, mas surgiu aquela vontade de ir a Porto Alegre, promessa feita a Maria Teresa de conhecer a Lagoa Dos Patos, já que a Merin falta só a parte sul .
            Chegando ao clube para pensar nos preparativos, tive a surpresa de que o pau de carga estava sem condições de uso ,pois a draga estava começando a operar ali.  O canal de saída seria fechado para a dragagem, ficando fechado por um bom tempo.... então resolvi tirar o Colibri para o caís externo, ainda sem água e luz e sair de qualquer maneira.O barco estava com caracas, só não sabia a quantidade, imaginava que teria bastante. Colocamos combustível e um rancho para chegar a Porto Alegre ,ai já planejamos nossa rota, seria Porto Alegre se o tempo permitisse .
              Na manhã do dia 4 de janeiro largamos cedo do cais ,um pouco nublado mas com um sueste calminho para começar a velejada, se o tempo colaborasse. Seguimos o canal Miguel da Cunha até a girafa de São José do Norte, rumando dali ao Mendanho e posterior ao Diamante. Chegando ao Diamante, nosso rumo foi direto a Ponta Rasa, para entrar no canalete da Varzea com todo seu serpenteado de calões e curvas .
         Havia muitas embarcações de pesca na captura da tainha ,e também estavam preparando os calões para a safra do camarão, que iria começar dia primeiro de fevereiro.  Na entrada do canalete da Varzea o vento virou de lesnordeste,  bem de proa e muita correnteza de vazante. Ai me dei conta do que tinha de caracas o barco... deveria ter uma velocidade de uns cinco milhas, mas estava andando a uma milha ponto oito... segui meu tranquito, mas sabendo que não chegaria muito longe assim .Resolvemos então seguir passando do canalete da Varzea para o canalete do Saco do Rincão. Continuaria só de grande em proa,e bordejando no meio do paliteiro. Passamos em frente aos barrancos onde minha familia de pescadores moram e tem suas embarcações. Seguimos viagem para não chegar tarde ao Giral, uma bela prainha que da abrigo de norte a sudoeste e ainda poderia mergulhar para me livrar um pouco das caracas . Chegando lá era cedo ainda, deu para colocar a roupa de mergulho, pegar uma espatula de aluminio e começar o baile.  Ai sim fiquei perplexo com a quantidade... por sorte a água bem quente estava uma delicia verde e transparente. Só não pude limpar muito, porque os stenders do coração podem fugir pela boca. Limpei o que deu, e também um pouquinho da hélice, pois estava sem feitio, depois fui descansar... com aquela paisagem fantástica,  enquanto a Maria Teresa preparava a janta regada ao vinho, porque eu não sou de ferro.
       Passamos uma noite tranquila e calma . Pela manhã saímos a motor, pois estava muito calmeiro. Seguindo meus wpts até o farol do estreito e dali negociando com o paliteiro na correnteza de proa, e o vento calmeiro também bem orçado. Estavamos na altura das Cariocas,  vendo os pesqueiros ao longe... um me chamou no vhf e me pediu para arribar mais na proa dele, se não iriamos passar encima da rede. A Maria Teresa estava timoneando, me olhou e disse essa rede esta ligada com o outro pesqueiro, a duas milhas mais a terra como fazem isso ...ai respondi não tem quem controle. Passamos a proa dele e vimos... ele fazendo força, com o motor engatado avante magino, que levantando tudo.
         Chegamos a Barra Falsa, eram quatro horas e fomos para meu lugar favorito, o cais do engenho. Estou acostumado a entrar a noite e não erro nunca. Chegando no cais, fico no lado da taipa, que tem uma prainha de rampa. Ai o barco chega ao cais, mas fica quietinho para poder limpar; mesma operação só que desta vez sem roupa de mergulho, com direito a banho com o pinguinho. A Maria Teresa tomou de balde, pois os lambaris começaram a morde,r por causa do sabonete, ela preferiu no convés. Passamos outra noite tranquila, com calmaria e direito a um belo luar .
         Amanheceu levei o pinguinho para um passeio e saimos, na calma do amanhecer. Lá fora já tinha um sueste calmo,  deu para desligar o motor fazendo já cinco milhas por hora. As caracas estavam ficando pelo caminho, a cada limpada melhorava a velocidade. Navegamos mais pela costa do Capão da Marca, para apreciar a paisagem do farol e dali ao Cristovão Pereira. Chegando a boia da ponta do banco, o vento estava bem de proa para o Porto do Barquinho, daria oito milhas dali em proa batendo... ai mudamos os planos , Barquinho ficaria para nossa volta.  Rumamos para o pontal do Santo Antônio para ficar no Birú, pois estava bem forte o vento... e ali é um ótimo abrigo. Só o Pinguinho não pode ir a praia, para seu xixi. Ficamos perto da macega, mas não deu para ir em terra.
        O domingo amanheceu com o vento meio forte...Ainda assim  resolvi experimentar. Disse a Maria Teresa: colocamos a cara lá fora, se der seguimos, se estiver ruim voltamos... Saímos uma milha para fora do pontal,  o vento rondou mais para a proa, batia e não se conseguia andar dentro da cabine. Iria judiar do barco e de nós. Resolvemos voltar e seguir para Tapes, onde fomos muito bem recebidos pelo pessoal de terra e velejadores. O Baiano sempre com sua presteza; o Marcelo na secretaria e uma série de amigos que lá deixamos. Ficamos três dias com ventos muito fortes, de nordeste e norte. Na quinta feira seguinte tinhamos uma janela, de um dia com noroeste e oeste , resolvemos largar... seria calmeiro. Realmente atravessamos esse trajeto com noroeste ,norte bem calmeiro, tivemos que fazer ele na grande caçada e no motor, pois tinhamos que entrar o Itapuã antes da virada.
         Chegando ao Itapuã, chamamos pelo radio um amigo lá do Iate Clube Itapuã o qual nos disse, que na entrada estava com quarenta centímetros de calado, que  faltaria muita água para o Colibri; vimos que cada vez mais estava enfeiando o tempo. Ai resolvemos tocar a diante ...no canal do Junco começou a entrar um ventinho de noroeste e resolvemos ir para a Chico Manoel, pois estava bastante feio. Na altura do morro do Coco começou a chover muito e ventar. Os raios caiam perto...na retranca era uma cachoeira que não se enchergava nada a sotavento de tanta água, a grande encima e o motor acelerado , para escapar daquilo. Quase encima da ponta da ilha entrei na orça,  coloquei a grande embaixo e fui na lenta...  quase capiando por causa da chuva e do vento. A Maria Teresa estava no leme, quando me chamou a atenção a uns trinta metros da onde estavamos tinha uma enorme arvore,  com só umas pontas de fora. Se tivessemos demorado para fazer a manobra de arriar a mestra, poderiamos topar com ela naquele dilúvio.
         Chegando a Chico, fomos recebidos pelo Tom, marinheiro do clube, que cuida com muito carinho daquele lugar. Depois de uma boa manobra fomos trocar a roupa, e nos aquecer um pouco. Tinha uma lancha na ilha também se abrigando do tempo. Passamos o final da tarde e a noite toda pulando ali mesmo, com o barco mais aproado na onda dava uns puxões, pois a onda faz a volta nas pedras e  entra na baia da ilha. Choveu toda a noite e ventou cada vez mais .
        Na sexta pela manhã estava com chuva e vento, mas resolvemos seguir para Porto Alegre mesmo assim. Fui virar o motor e fiquei sem baterias, algo tinha acontecido mas resolvemos deixar passar o tempo, para seguir só a vela. Ficamos com vento e chuva sexta e sábado. Domingo pela manhã parou de chover e diminuiu o vento, ai nos despedimos do Tom e saimos no remanso da ilha sem vento e rondando de tudo que era lado, até pegar o vento limpo depois das boias do canalete da ilha. Seguimos num través e depois popa,  Maria Teresa tirando muitas fotos,  encantada com aquela paisagem. Chegamos ao Iate Clube Guaiba por volta do meio dia, entramos a vela pelo clube procurando um box vago, encontramos um...arriamos a mestra e embocamos perfeito no box.  Escuto um amigo chamando no rádio outro amigo,  ai chamei e em seguida, ele me disse que mesmo de longe ele me escutava bem. Falei que estava no clube, ai cairam na minha cabeça. Eles estavam me acompanhando desde a entrada e que o churrasco estava me esperando nas churrasqueiras.  Passamos o resto da tarde comendo e colocando as fofocas em dia, muito agradável a acolhida deles.
            Na segunda fui revisar o que houve com as baterias, pois coloquei em carga elas e nada adiantou. Não pegaram carga para virar o motor. O amigo Tiago tinha combinado de sair conosco para irmos ao banco, e procurar uma bateria nova. A minha de cento e cinquenta amperes morreu, que chegou a colar a beira de umas placas . O Tiaguinho me disse: vou levar essa bateria para um amigo examinar, depois te digo algo. Sei que em dois dias me trouxe a bateria perfeita, disse que o amigo dele fechou um curto proposital para descolar as placas.  Colocou em um carregador potente, em dois dias de carga a bateria ficou dez!  só coisas do Tiaguinho mesmo.
         Depois de uma semana onde estivemos em vários lugares,  convidamos uma amiga que mora em São Leopoldo e trabalha em Porto Alegre para navegarmos no findi. Foi dez; Tiago do Lago Azul, o Flex e outros iriam para o arroio Araça.  Eu como não conhecia, achei o máximo navegar em porto com quem conhece a região como ninguem. Saimos de manha e fomos curtindo o Guaiba, bem calmo com um vento sul só de grande e motor, no calminho. A nossa convidada adorou a navegada. Chegando na enseada do Araça estavam os amigos esperando com outro churrasco embaixo de uma figueira, no lugar chamado Areias Brancas . Chegamos a uns quarenta metros da praia e fundeamos,  o Tiaguinho veio nos buscar num dingue a motor, onde desembarcamos com cadeiras de praia e toda a parafernalha de sempre... fora o Pinguinho, o cão velejador que se soltou e corria por tudo, parecia que o mundo ia acabar naquele lugar paradisíaco...quanta  areia branquinha. Tinha nessa enseada mais de vinte veleiros até onde pude ver ,muito bonito o visual.
       A tardinha fomos para a boca do arroio, bem para dentro e tentamos entrar no arroio, mas como esta muito baixo o Guaiba não deu. Nos últimos dez metros faltou uns dez centimetros mais de água, então resolvemos fundear na enseada, com todo aqueles barcos na volta. Muito lindo o visual, eu larguei a âncora e o pessoal amarrou no contrabordo. De um lado o Lago Azul e o Flex , do outro o Santa Fé do novo amigo Vitor. Tiago assumiu a cozinha do Colibri e fez a janta para todo o pessoal...estava uma delícia.  Fomos dormir as duas da manhã, depois de tocar meu violão e alguns arriscaram a cantar. Uma beleza de noite, quente e calma digna de uma filmagem.
       No outro dia saímos de Lago Azul e deixamos o Colibri ali fundeado, fomos explorar o arroio já que o Lago Azul é quilha retrátil;  entrou sem problemas no arroio, fomos um bom pedaço para dentro, conhecendo aquele belo arroio.  Ficamos numa barranca com sombra para fazer mais um churrasco, foi muito divertido, passamos um dia divino. Ai as cinco horas voltamos para o Colibri e retornamos a Porto Alegre. Chegamos a noitinha com a alegria de quem passou um belo findi; o Tiaguinho por ele não teria voltado, por mim também, mas a Sara mesmo com vontade de curtir mais, tinha que trabalhar na segunda , então não tinha outro jeito. 
Na segunda ou terça a Maria Teresa foi ajudar a filha a se mudar em Campo Bom,  fiquei sozinho a bordo fazendo uns reparos, aceitando convite dos amigos e assim foi. Durante a semana revisei o motor,sem querer deixei uma tremenda falha...  descobri que as baterias tinham perdido carga, porque o alternador soltou um parafuso e aflouxou a correia, mas o mais importante que não fez barulho, e um mau contato na luz indicadora de carga, me enganou. Estava apagada mas não estava carregando, coloquei o soquete da lâmpada nova e regulei a correia, ai foi meu erro ...se tivesse trocado a correia não teria dado a confusão que deu ,pois na saída de Porto Alegre para cá funcionou uns dez minutos e rebentou a bendita correia do alternador,  entrou no meio da dentada... conclusão: quatro válvulas enpenadas, além do prejuízo minha mão de obra, mais o atraso da viagem; mais uma vez ,meu amigo  Tiago Padilha me socorreu, me levou numa retífica de um conhecido,  o cara me fez o trabalho,e em menos de 24 horas montei tudo de novo, terminando as duas da manhã, para sair no mesmo dia de manhã. Dito e feito saímos lá pelas dez horas, com o motor em marcha e vento de proa fraco. Depois da Ponta Grossa começou a puxar e bater, resolvemos nos abrigar na Chico Manoel ,mais uma vez visitar o Tom que nos recebeu cordialmente. Quando estavamos passando a Ponta do Arado o fiel escudeiro Pingo, começou a latir lá dentro da cabine.  Sabemos que quando late assim é porque quer nos avisar de algo. Virou alguma coisa; ou água ou combustiel, tem alguma coisa acontecendo. Entramos na cabine sentindo um cheiro de óleo combustível, ai foi que arribamos para a Chico, chegando lá fomos procurar e tinha dado um vazamento em um retorno de um bico. Consertamos na hora, mas ficou  a certeza de que quando o pingo late, tem algo mesmo que não está certo e que ele quer nos mostrar.
         Saímos ao amanhecer da ilha com nevoeiro e vento calmo, seguimos ao Itapuã e dali até São Simão; de São Simão rumamos ao Porto do Barquinho chegando a tardinha. Lá entramos  até o antigo trapiche, ali em diante tem uns calombinho mas passa, ficamos numa barranca funda com a proa que dava para descer em terra. A noite choveu quase que toda... parando ao amanhecer .
       Saímos do Porto do Barquinho com um vento legal de nordeste, desligamos o motor e fomos até a boia do Cristovão a vela. Ali arribamos em popa e acalmou demais, ai ligamos o motor para ajudar pois queriamos ir até São Lourenço. A boia da ponta do banco do Cristovão esta em terra, onde começa a plantação de pinus. Seguimos rumo Dona Maria e Vitoriano. Chegando a uma milha do Vitoriano começou a baixar muito o barômetro,  resolvemos abortar o rumo de São Lourenço e rumar para Barra Falsa, bem mais perto e um ótimo abrigo. Chegando lá já estava cheio de barcos pesqueiros esperando a porrasca, inclusive um amigo amarrou perto da minha popa,o vento e chuva entraram fortes, o barco é o Sol de Verão. A coisa ficou feia e começaram a chegar vários  barcos, que  se espalharam amarrados ao cais do engenho. Ali também esperamos três dias,  sempre com tempestades vindas de todos os quadrantes. Incrível!  tamanha carga elétrica nas nuvens. Parecia que a mesma tempestade andasse na volta. Estavamos na enseada, quando se aproximou um pesqueiro e me gritou:  primo! queres camarão? Saïmos de dentro da cabine e vi meu primo Zezeca na proa do pesqueiro... me oferecendo camarão; ai disse ok primo, me consegue um pouquinho ; a Maria Teresa passou um bacia e disse coloca um pouquinho aqui... o zezeca encheu a bacia, mas nunca tinha visto camarão tão grande uma loucura! o menor era maior que os maiores aqui em Rio Grande. Fizemos uma janta digna de um marajá, fantastica noite!
               Amanheceu feio! mas resolvemos arriscar... pois o vento era de leste,  dava um empopado até a entrada da feitoria ,só teriamos que cuidar as redes ,tamanha quantidade de pesqueiros naquela área. Entrando na feitoria teriamos duas rotas a partir das porteiras; ou seguir o canal da Varzea; ou seguir o canal de navegação. Estava cada vez mais feio para o oeste, então resolvemos ir pelo canal de navegação, pois qualquer coisa entrariamos no São Gonçalo. Também se sabe que pelo canalete da Varzea tem calões e muito paliteiro ,seria complicado com um mau tempo por ali. Chegando a barra de Pelotas o tempo puxou mais para a lagoa, passando pela minha popa ai seguimos para Rio Grande numa bela navegada, o qual chegamos por volta de umas vinte horas .
           Percorremos nessa viagem 520 milhas nauticas, saindo dia quatro de janeiro e retornando dia oito de fevereiro.E assim foi mais uma bela navegada do meu amigo Colibri que Deus o conserve para muita água passar por baixo daquele veleiro que depois de algum tempo refaz o percurso e espande a navegada pelos horizontes, se embrenhando no coração do Rio Grande do Sul.Bons Ventos!

quarta-feira, 8 de agosto de 2012

Bordeaux 60, para tirar a Europa da crise


O texto abaixo faz parte da campanha de marketing de venda do barco. A julgar pelo seu custo somos inclinados a concordar que se as crises econômicas levam camadas sociais inteiras à beira da miséria nem por isto deixa de existir quem mantenha ou até passe a ter poder aquisitivo mais alto. Tire suas conclusões...
Bordeaux 60 - Luxo até na hora de construir
Quando a CNB resolveu fazer um Barco que realmente representasse a sua marca e a qualidade que coloca em seus produtos, o modelo escolhido foi o Bordeaux 60. Fundada em 1987 a CNB hoje pertence ao grupo Benéteau, líder mundial na construção de veleiros.
Seu pátio fica as margens do Rio Garonne, perto dos famosos vinhedos de Bordeaux, eles ocupam uma área de 24 mil metros e tem um cais de 300 mts, com águas profundas para fazer  qualquer teste necessário em suas embarcações.
A CNB é conhecida no mundo todo por fazer embarcações de grande porte, de 20 a 36 metros, como Mari Cha e Chrisco, por isso a importância de fazerem um barco especial e que representasse a marca em toda a sua grandiosidade. O Bordeaux 60 é o resultado de uma análise e investigação de mercado, realizada com os proprietários de grandes embarcações durante 2 anos.
Esse estudo reuniu as expectativas precisas do que seria um veleiro ideal: confiança, rapidez, conforto e um preço competitivo com a gama de veleiros disponíveis para venda. Quando você se depara com um vídeo desses que mostra os detalhes de como é construído uma máquina como está, você fica surpreso com quantos itens esses caras estão mexendo ao mesmo tempo, para realizar esse trabalho. O preço do barco talvez seja um pouco salgado, algo em torno de 1.500.000,00 Euros, mas com certeza você vai ter um super barco na mão, tem dúvidas?
Veja então...
Caso se interesse em comprar veja mais detalhes 

Cuánto dinero recibieron los deportes olímpicos argentinos?


Becas y apoyos brindados en los últimos dos años
Conozca cuáles fueron los fondos que recibió cada disciplina para becar y apoyar a sus atletas a partir del impuesto de 1% que se cobra a los usuarios de celulares
En Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) destinó en los últimos dos años unos $196.523.000 en apoyos económicos directos a atletas, entrenadores y cuerpos técnicos. Esta cifra contempla becas y apoyos adiciones para deportistas olímpicos y paraolímpicos.
LAS DIEZ DISCIPLINAS QUE MÁS APORTES RECIBIERON DESDE 2010 FUERON:
1. Yachting: $13.561.000 
2. Hockey sobre césped: $12.836.000
3. Deportes acuáticos: $10.775.000 
4. Handball: $9.940.000
5. Ciclismo: $8.530.000 
6. Remo: $8.425.000
7. Atletismo: $7.409.000 
8. Canoas: $6.265.000
9. Gimnasia: $6.191.000 
10. Voley: $5.996.000
FINANCIACIÓN. Los fondos para apoyar el desarrollo de atletas se obtienen a partir de una ley que grava con el 1% a los consumos de telefonía celular , que fue sancionada en diciembre de 2009.
EL RANKING SE COMPLETA CON:
11. Judo: $5.430.000 
12. Basquetbol: $4.814.000
13. Esgrima: $4.301.000 
14. Pentatlón Moderno: $3.679.000
15. Tiro: $3.472.000 
16. Deportes de Invierno: $2.969.000
17. Lucha: $2.818.000 
18. Tenis de Mesa: $2.496.000
19. Tiro con Arco: $2.424.000 
20. Ecuestre: $2.270.000
21. Boxeo: $ 2.244.000 
22. Taekwondo: $2.136.000
23. Triatlón: $1.799.000 
24. Tenis: $994.000.

OTROS APORTES. De acuerdo a la información suministrada por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) , en este lapso de tiempo también se destinaron $30.122.000 a los 22 deportes panamericanos; $20.516.000 a los paraolímpicos y $14.111.000 en premios a atletas y entrenadores por logros en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Guadalajara 2011 ( La Nación, 8/08/2012)

sábado, 4 de agosto de 2012

Colibri subindo o Taquari

Adernando para passar por baixo só mesmo o Colibri
O interesse do Com. Newton em chegar a todos os pontos navegáveis do Rio Grande do Sul  é inesgotável. Desta vez escolheu ir até à Barragem do Retiro do Sul. A Barragem , única implantada no rio Taquari, está localizada em seu PK 121, 65 km à montante de sua foz, junto à cidade de Bom Retiro do Sul; seu remanso de aproximadamente 30 km., proporciona um estirão navegável total de aproximadamente 150 km no rio Taquari, ligando as cidades de Triunfo/São Jerônimo (foz do rio Taquari na sua confluência com o rio Jacui) com Arroio do Meio, localizado cerca de 10 km à montante do Porto Fluvial de Estrela.

quinta-feira, 2 de agosto de 2012

London 2012: Spectators and sailors relishing the Weymouth waves

London 2012: Spectators and sailors relishing the Weymouth waves
Steven Morris in Weymouth and Portland
guardian.co.uk, Wednesday 1 August 2012 20.07 BST
Iain Percy and Andrew Simpson, who are leading Team GB in the two-handed Star keelboat class at the London 2012 regatta. Photograph: Clive Mason/Getty Images

You don't need a ticket to come and see it either. Plenty of vantage points, a free park and ride from Dorchester, big screens on the beach and arts festival to boot. Do it.

The Olympic sailing regatta is a wonderful, slow-burning affair. Competitors race over a week or more to make sure they are tested in a variety of conditions: windy, calm, wavy, flat, sunny, rainy. It means the best sailors tend to win through, but a pleasing consequence is that you get to know the characters and their idiosyncrasies.
So, you witness the contrast in the treble gold medallist Ben Ainslie. He is intense and fierce on the water as he yanks on ropes and watches out for wind-shifts and waves but gentle, calm and careful when he washes down his heavy Finn dinghy, Rita, afterwards.
You see the seamless teamwork of Ainslie's old friends, Iain Percy and Andrew Simpson, who are leading for GB in the two-handed Star keelboat class, the oldest and most elegant of the Olympic boats taking part in the regatta. On the water they do not need to talk too much: they have competed with and against each other since they were nine-year-olds and have won Olympic gold together. Each knows just what his job is.
You notice, too, how the favourites in the 49er fleet, Aussies Nathan Outteridge and Iain Jensen, seem always to be last out on the water. Too cool to hurry, they have a habit of leaping barefoot on to their nippy, unstable skiff just as it seems certain the boat will sail off towards the horizon without them and only don their sailing boots when they are under way.
And the windsurfers are a joy. They are a breed apart, padding around the shore in bare feet with high-tech sunglasses, all high-fives and slaps on the back, before becoming graceful, powerful athletes on the water, skimming across the waves and leaving a wake of white. This is a poignant Games for them. Their sport is due to be replaced next time with kite-surfing and they have one last chance to grab gold.
One hundred and fifty miles from the hustle of Olympic Park, this is a beautiful, vast venue. Two courses are being used in Weymouth Bay off the Jurassic Coast. A third course, which can be the breeziest because the wind whips unchecked across the shingle of Chesil Beach, nestles within Portland Harbour. The final one, the Nothe, is the trickiest. Lying close to shore beneath the ticketed spectator area in Weymouth, the winds are shifty and the tides awkward. But both spectators and sailors have enjoyed the Nothe. For the former it has helped that the weather has been kind. Two blankets are advised – one to sit on, the other to huddle under. And a good brolly. There is little shelter and if it does pour the onlookers will be about as wet as the sailors.
The athletes are relishing it. They are not used to hearing the roar of the crowd because they habitually race far out to sea and say they are being inspired by the waving flags and cheering fans.
On Wednesday the Nothe was treated to the thrilling sight of windsurfer Nick Dempsey haring past a Greek rival on the line to go into bronze medal position with just over a third of his regatta done. "The Nothe course is very tricky, very hard, it's very easy to come unstuck on it," he said. "But the crowd was proper amazing."
The spectators were also treated to a close-up view of a new event – women's match racing, a head-to-head contest between two boats rather than a fleet race. They watched as GB's three-woman team circled the New Zealand boat at the race start like a wrestler planning an attack before deliberately – and legitimately – bashing into it. The British boat should qualify for the knockout stage.
There were solid results for other British sailors. After a dunking earlier in the week, GB's 49er crew finished fourth and second in their two races on Wednesday and climbed to fifth place overall. GB's Laser dinghy sailor, Paul Goodison, the reigning Olympic champion, continued to fight back after suffering a back problem and is staying in touch in sixth place. Making her debut in the Laser Radial dinghy, Alison Young has enjoyed an impressive opening to her first Games and is fourth, while windsurfer Bryony Shaw is sixth.
But it is wrong to focus just on the British crews. The Olympic boat-park and slipway at the National Sailing Academy is a great people-watching spot. Though races do not begin until at least noon, sailors turn up early, padding over from the athletes' village on Portland in flip-flops, trainers or wellies. Their gear is shipped in containers, which they turn into little home-from-homes. They feel a bit like cramped, metallic embassies, pieces of foreign soil in Dorset. The Canadians have pinned a sign outside their container: "This is Canada … relentless, fierce, world-class."
The sailors spend hours in and out of their containers and working on their boats, checking everything is in its place, tinkering, trying to work out a way of getting a tiny bit more speed. It is here that you can watch the likes of the great Spanish sailors Iker Martínez and Xabier Fernández, who won gold in Athens and silver in Beijing in the 49er class. They have just returned from a nine-month round-the world race and, with weather‑battered faces and tired eyes, look as if they could do with a rest.
They are sailing royalty but it is not just about big names. In the Laser class men from no fewer than 49 countries are competing in the men's and 41 in the women's version, the Laser Radial. Among the Laser competitors is a 20-year-old called Ilia Ignatev, the only sailor to make it here from Kyrgyzstan, a landlocked central Asian country once part of the Soviet Union. Another 20-year-old, Helema Williams, is the sole competitor from the Cook Islands in the South Pacific at the regatta. The daughter of a pearl farmer, she has named her Laser Radial dinghy Lady Pearl in his honour. Sadly both are in last place.
There are only three African countries represented here with one boat each – Egypt, Tunisia and South Africa. One of the very few black faces in the boat-park is that of Jim Asenathi, who grew up in a poor township near Cape Town and was introduced to boats through a sailing club set up to build self-esteem among young people from deprived backgrounds. He begins on Thursday in the 470 class with Roger Hudson, the son of Olympic sailor David Hudson.
At the other end of the scale are GB, France and the USA, who all have the maximum number of sailors (16) and boats (10). Team GB's sailing team, backed with Lottery cash and years of knowhow, is a powerful machine aiming to top the medals table for a fourth time in a row. But it has not been plain sailing. Ainslie, red hot favourite to win his fourth gold, has been beaten six times in a row by a genial Dane called Jonas Hogh-Christensen, who quit the sport after a disappointing Beijing Olympics and pursued a career in the music industry, promoting such artists as Madonna and the Rolling Stones.
Ainslie, who was on a rest day on Wednesday, must wish Hogh-Christensen had not made a comeback. Ainslie has five races left to find a way of beating the Dane and give the crowds that will gather on the Nothe for the medal race on Sunday something to really roar about.